miércoles, 2 de marzo de 2011

Memorias innesarias

Hoy leía "Lo obvio y lo obtuso" (1982) de Roland Barthes y me topé con su ensayo "La música, la voz, la lengua". En este ensayo Barthes escribió con nostalgia sobre un cantante preso entre las dos primeras guerras mundiales; su nombre: Charles Panzéra."Panzéra dejó de cantar justo con la aparición del microscuro; de él sólo quedan discos de 78 revoluciones o copias imperfectas".(1982: 315) Curiosa y esperanzada de escuchar la voz que cautivaba los oídos de un genio que lamentaba ser el único seguidor en existencia de Panzéra, busqué en You Tube y allí estaba, adornado de miles de pulsaciones de admiradores y algunos hasta agradecidos del salvamento.



Una de las maravillas de la tecnología es que nos ayuda a rescatar el pasado. Pero ¿Nos movemos al futuro o avanzamos al pasado? Tal pareciera que mientras más avances tecnológicas, mayores son las posibilidades de recuperar vestigios olvidados y masificarlos. Desempolvamos amistades, desenterramos música, momíficamos amores y los ponemos en la vitrina de la amígdala. ¿Es esto un instinto del ser humano? ¿Salvar lo que podamos? ¿preservar lo pasado? Nuestro impulso va más allá de cuidar objetos para el conocimiento humano, preservar memorias innesarias, sin las cuales podemos vivir, pero no podemos vivir felices.